jueves, 7 de enero de 2021

¿Natural o artificial?


 
Todos podemos diferenciar objetos naturales de artificiales. Un árbol, una flor, un río, un gato y un bebé, son naturales, en cambio, un tren, un lápiz, un semáforo, una silla y un teléfono inteligente son artificiales. Cualquiera podría pensar que la diferencia está en el objeto, de modo que sería muy sencillo definir las características que hacen que un objeto sea natural o artificial. Pero es más complicado de lo que parece.
 
Supongamos que nuestra tecnología continúa evolucionando durante, digamos, 10.000 años. Es imposible imaginar las cosas que podríamos hacer, pero hagamos un esfuerzo.

Luego de evolucionar 10.000 años, nuestra tecnología pudo hacer una abeja. Nada del otro mundo ¿verdad? De hecho, nuestra abeja es idéntica a las abejas naturales. Si bien fue difícil de reproducir, no había nada allí lo suficientemente místico para que una tecnología avanzada pudiera fabricarlo. Primero hubo que entender el vuelo, luego la decisión de volar, el soporte físico de las decisiones, las neuronas, las células, los ribosomas, la replicación celular, la estructura tridimensional de las proteínas. Todo muy complejo pero nada imposible para una tecnología que pudiera comprender y reproducir cada fenómeno.

Tenemos, entonces, dos abejas idénticas, una natural y la otra artificial. Es evidente que el carácter natural o artificial no está en los objetos sino en su procedencia. Un objeto es natural cuando procede de la naturaleza y es artificial cuando fue construido por una tecnología avanzada. Las características de un objeto no son evidencia de que sea natural y no artificial. No existe nada natural que una tecnología suficientemente compleja no pueda reproducir

La mayoría de las cosas que fabricamos, no tienen por objetivo parecerse a la naturaleza, sin embargo, si quisiéramos fabricar un organismo vivo, como la abeja, nos encontraríamos en apuros. No tenemos la tecnología para fabricar una abeja. Conforme la tecnología avanza, algunas de las cosas que puede hacer comienzan a parecerse a los objetos naturales. Si una tecnología fuera suficientemente avanzada algunas de las cosas que podría construir serían idénticas a la naturaleza.

Existe una simetría central. La naturaleza no puede construir un rascacielos pero la tecnología que construye rascacielos sí podría evolucionar hasta producir cosas idénticas a las naturales.
 
Una célula viviente artificial sería todavía más difícil de imaginar. ¿Serían artificiales también las células hijas? ¿Y las hijas de las hijas de las hijas? Cien mil años después ya no sabríamos si hubo un ancestro artificial.


Si nuestra célula artificial evoluciona y produce una musaraña cien millones de años después, ¿la musaraña es artificial o natural?. Y si la misma tecnología de la célula inicial modifica el ADN de la musaraña para que pueda comer las hojas de un arbusto nuevo, que antes no comía, ¿la musaraña mutante es artificial o natural?. Y si luego de otros cien millones de años evoluciona un mamífero arborícola a partir de la musaraña artificialmente modificada, ¿este mamífero es natural o artificial?

En la Tierra, no hay evidencias de que longevas formas tecnológicas hayan intervenido en los procesos evolutivos; aunque, claro, tampoco hay evidencias de que todos los fenómenos complejos sean naturales. No se trata de que no existan objetos que lo pongan en evidencia. El problema es más profundo. Los objetos no son evidencia de su carácter natural o artificial. Y los procesos que los construyeron se funden en una maraña donde lo natural y lo artificial se desdibujan.

A veces la incertidumbre es mejor que una certeza equivocada.

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