lunes, 30 de agosto de 2021

El gran derroche automotor




El 90% del tiempo nuestros autos están estacionados en las veredas de la ciudad, en las cocheras de las casas o en los estacionamientos públicos [1]. Esto es fácil de ver: el día tiene 24 hs. y solo utilizamos el auto 2 o 3 hs. por día.  De cada 10 vehículos que se producen, se utiliza solo uno. Es importante entenderlo bien: fabricamos 10 veces más autos de los que necesitamos para viajar.

Según un estudio realizado por la revista Wards Auto en 2019, existen 1420 millones de vehículos en el mundo, de los cuales 1060 son vehículos de pasajeros [2]. En números redondos, existen mil millones de autos de los cuales 900 están parados y solo 100 funcionando.

Para explicar por qué razón fabricamos 900 millones de autos de más, debemos suponer que al poseerlos satisfacemos otras necesidades además de viajar. En rigor, siquiera necesitamos poseer un auto para poder de viajar, de modo que lo único que explica la posesión de un auto es, precisamente, la necesidad de poseerlo. Estamos convencidos de que compramos autos para viajar, pero el 90% del tiempo solo los poseemos. 

Poseer un auto es mucho más de lo que parece. El auto es una marca social,  un identificador económico: las personas que poseen auto tienen más poder que las que no y cuanto más caro es el auto más poder ostentan.

Utilizar la posesión de un automóvil como señal económica no es ni bueno ni malo, pero cuando la civilización se encamina a un grave problema de sobreconsumo, este tipo de comportamientos determina si la especie podrá adaptarse o no. Fabricar mil millones de autos para utilizar solo cien, es una clara señal de que no lo estamos logrando.



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