sábado, 11 de marzo de 2023

Humanidad vs. medio ambiente: Radiografía de un choque

Single mask on grass and dirt. (Alisa Singer)


La mejor forma de evaluar el presente de nuestra civilización es comprendiendo cómo ha variado su población. El homo sapiens ha existido durante 200.000 años, pero en los últimos 2.000 años su población ha aumentado de 200 millones a casi 8.000 millones. Durante el 99% de su historia, la población ha sido estable y en el último 1% se ha disparado súbitamente.

Si una civilización crece vertiginosamente dentro de un mundo constante, el choque está determinado. Nuestra civilización está chocando contra el medio ambiente y las consecuencias del choque ya se están midiendo, tanto en el aumento de la temperatura como en el incremento de la contaminación y en la drástica reducción de la biodiversidad.

Solemos creer que un choque es algo repentino, que no tiene partes internas y que ocurre de una sola vez. Sin embargo, nos damos cuenta que esto no es así cuando observamos el choque de un automóvil en cámara lenta o cuando vemos el "lento" crecimiento urbano en cámara rápida. Existe una geografía interna con periodos distinguibles presente en todos los choques. En particular, es fundamental reconocer el estado actual y la posible evolución del choque entre la humanidad y el medio ambiente.

El choque tiene tres partes distinguibles: 1. Período de choque Inevitable; 2. Período Invisible posterior al choque y 3. Impacto. Veamos que significa cada una.



Período de choque Inevitable

Un automóvil se acerca a toda velocidad hacia una pared que se eleva en medio de la ruta. Para evitar la colisión puede frenar o girar, pero estas maniobras se vuelven más difíciles a medida que nos acercamos al muro. Llegado cierto punto, ya no podremos hacer nada para evitar el choque; la colisión ocurrirá de manera determinada e indefectible. 

El primer período comienza justo allí, cuando la colisión está determinada pero aún no ha comenzado, y termina, precisamente, cuando se inicia el choque.

Es muy difícil determinar si ya hemos sobrepasado el punto de no retorno, y si se fuera el caso, establecer desde cuando.


Período invisible posterior al choque        

El choque de nuestro automóvil se inicia cuando la trompa entra en contacto con el muro. El paragolpes se destruye, los guardabarros y el capot se deforman y la estructura interior empieza a torcerse. Al principio el conductor continúa como si nada pasara, pero pronto la inercia comienza a moverlo. 

El segundo período se extiende desde el momento en que el choque comienza hasta el momento en que impacta en el conductor. Es un período breve e invisible: el choque ya empezó pero aún no impacta sobre ningún ser consiente.

El choque entre la civilización y el medio ambiente comenzó cuando se configuró el déficit ecológico y nuestro automóvil, que es el mundo, se empezó a deformar por el impacto.

Fig.1 Relación entre la biocapacidad y la huella ecológica humana medida en hectáreas. [fuente: footprintnetwork.org]

La huella ecológica es una medida del impacto humano en el medio ambiente, que se refiere a la cantidad de tierra y agua necesarias para producir los recursos que consumimos y para absorber los residuos que generamos. Cuando la huella ecológica de una población es mayor que la capacidad de la tierra y el agua para regenerarse, se produce un déficit ecológico

Según los datos disponibles, la humanidad comenzó a ser ecológicamente deficitaria en la década de 1970. Desde entonces, la huella ecológica de la humanidad ha superado la biocapacidad de la Tierra cada año. En otras palabras, estamos consumiendo los recursos naturales de la Tierra a una tasa más rápida de lo que la Tierra puede regenerarlos.

Durante varias décadas, las degradaciones acumuladas por el déficit no llegaron a impactar en la economía y por lo tanto fueron ignoradas. El segundo período del choque es justamente eso: estamos chocando pero aún no lo vemos.


Impacto

En nuestro automóvil, la información del choque llega finalmente al conductor. El vehículo se desacelera rápidamente a medida que se arruga, y esta es la aceleración que experimenta el conductor en relación con el habitáculo. Se trata de una aceleración colosal que, como en todos los casos, comienza con un leve movimiento y se transforma enseguida en un impacto brutal.

Este es el tercer período del choque, que comienza cuando se percibe el impacto y termina cuando todo se detiene. La dinámica interna del período está regida por una formidable aceleración.

En nuestra civilización, el choque que comenzó en la década del 70 y recién impactó en la economía y en la sociedad global cuando la degradación acumulada produjo la pandemia de COVID-19. La relación entre el deterioro medioambiental y el incremento en la tasa de zoonosis ya estaba mostrando sus garras cuadruplicando el número de transmisiones en los últimos 50 años.

Pero inmediatamente después de la pandemia, Rusia invadió a Ucrania iniciando una guerra que aún está en marcha, cuyas consecuencias económicas de nuevo demoran la mejora de los índices sociales que mide el Banco Mundial. Paralelamente se está globalizando el impacto de los episodios climáticos cada vez más frecuentes y extremos como las inundaciones y los incendios.

Todo parece indicar que la disminución de los rendimientos de la producción alimentaria debido a la imprevisión climática puede causar un período de hambrunas generalizadas, lo que a su vez generaría un incremento en el grado de agitación social y en las probabilidades de enfrentamientos bélicos.

La civilización está chocando contra su medio ambiente, pero no se encuentra en cualquier etapa de este choque, sino en la fase final, en la que los acontecimientos se aceleran y la posibilidad de una anhelada vuelta a la normalidad se vuelve borrosa, lejana e incluso imposible.

Hace décadas que la civilización ha chocado contra el medio ambiente. En este 2020, el choque se hizo económicamente visible desmejorando los indicadores sociales. Nuestra analogía muestra que a partir de ahora, las consecuencias del choque podrían sucederse aceleradamente, como se acelera un maniquí que testea los airbag de un automovil después de chocar a toda velocidad contra un bloque de cemento.

Pretender el inminente fin de todos los males y la conservadora vuelta a la normalidad y al crecimiento, es como pretender que una centésima de segundo después de la explosión, las esquirlas regresen y vuelvan a integrar la bomba.


 

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