domingo, 25 de octubre de 2020

2020 - 2030 Una década difícil




Describiendo el bosque


Es fácil reconocer que la humanidad está creciendo. En los últimos 50 años la población se duplicó y la tecnología creció, incrementando vertiginosamente nuestra capacidad de modificar el entorno. Cualquier descripción de nuestro pasado debe incluir la aceleración de nuestro crecimiento; la población ha explotado y todos los fenómenos asociados han explotado también. Pero conocer la forma de ese crecimiento no es lo mismo que ser conscientes de su intensidad.


Nuestra especie existe desde hace tal vez 200.000 años, pero antes del año 2000 nunca habíamos sido más de 250 millones de personas. En el último 1% del eje temporal crecimos más de 30 veces hasta llegar a los 7800 millones actuales. Si graficamos la evolución de nuestra población sin alterar las escalas ni cortar los ejes, podemos ver el fenómeno real, tal como está ocurriendo: una parte plana el 99% del eje horizontal y un abrupto crecimiento durante el último 1% de la curva.


Si fotografiamos la explosión de una bomba una fracción de segundo después del estallido, veríamos la carcasa desgarrada alejándose de un centro común, tal vez a 20 centímentros una parte de la otra; y veríamos los detritos de la explosión como una nube dispersa alrededor. Pero una foto no es una película; veríamos un estado, pero no veríamos la explosión.

Lo mismo ocurre con nuestra civilización. Estamos en medio de una explosión que ya lleva 2000 años, pero no la vemos porque solo vivimos 80, un tiempo demasiado breve para reconocer el estallido. Esta ceguera es grave porque nunca es bueno estar explotando y no saberlo.


Nuestra mirada general es el reconocimiento de esta vertiginosa explosión; pero nuestro objetivo no es el bosque sino el árbol; el presente y el futuro inmediato .


Las ramas del árbol


Si bien puede ser alucinante, estar explotando no nos dice mucho acerca del presente. El estallido ya lleva dos milenios ¿Por qué habría de pasar algo justo ahora? Hay acuerdo sobre la explosión pero no hay acuerdo sobre el presente. Algunos piensan que nada nos ocurrirá y que nos adaptaremos al cambio sin modificaciones importantes, y otros creen justamente lo contrario, que hay que cambiar todo para adaptarnos. En general, estos credos están alineados con el pensamiento político de cada persona y lo que debería ser un problema concreto se ha transformado en una discusión de ideologías.


Debemos aclarar entonces que los hechos no son ni marxistas ni liberales. Simplemente son. Y las respuestas basadas en los hechos son simplemente inevitables, no responden a ninguna ideología. Hablar de la ideología de los hechos es como hablar de la alegría del GPS o la temperatura de la inteligencia artificial.


La Tierra tiene 50.000 millones de hectáreas de las cuales la mayoría es agua. Digamos que hay 15.000 millones de hectáreas de tierra firme. Somos 7.500 millones de seres humanos, de modo que tenemos unas 2 hectáreas por persona. En realidad la cuenta da 1,8 hectáreas, porque somos más de 7500 millones y porque hay tierra firme hundida bajo kilómetros de hielo. Hace una vida humana, teníamos más de 7 hectáreas y ahora tenemos 1,8. Si la cantidad de personas se cuadruplicó, las hectáreas por persona se dividieron por cuatro. 



Pero si la cantidad de hectáreas por persona se está reduciendo  tan rápido, entonces tiene sentido preguntar si todavía alcanzan. No es una pregunta verde ecologista socialista marxista leninista; es una pregunta obvia y crucial: ¿Estamos utilizando más de lo que el mundo produce o tenemos mucho tiempo aún para evitar el déficit?. Para responder esta pregunta debemos traducir nuestro impacto ecológico en hectáreas y luego compararlas con 1,8. ¿Cuánta superficie usamos para cultivar lo que comemos en un año, más lo que comen los animales que nos comemos, más la tierra necesaria para su pastoreo, más la superficie que se necesita para limpiar el aire que ensuciamos cuando fabricamos energía, más el área necesaria para limpiar el agua que usamos, más el área necesaria para digerir los residuos que generamos, más el área para nuestras ciudades y pueblos y rutas, etc. todo en un año?


El algoritmo para traducir nuestro impacto ecológico en hectáreas anuales fue ideado en 1995 por Wackernagel y Rees. Este es el cálculo de la huella ecológica y es una cota inferior del área que usamos. Es imposible contar todo; las hectáreas que consumimos por año son como mínimo las que resultan del cálculo y muy probablemente mayores. 


El cálculo de la huella ecológica revela dos hechos aproximados:


  1. El humano promedio utiliza 2,7 hectáreas por año y tiene solo 1,8, luego, estamos en déficit.

  2. El déficit ecológico se configuró en la década de los '80 y de allí en adelante nunca hemos dejado de ser deficitarios.


Respecto a lo primero, ya se ha dicho mucho. La única forma de usar más de lo que hay es gastando al mundo. El año que viene habrá un poquito menos de diversidad biológica, un poquito más de temperatura y un poquito más de plástico en el mar. El déficit genera degradaciones. Todos los déficit son insostenibles a largo plazo; la civilización está en déficit, luego, la civilización es insostenible.


Lo segundo es más interesante. Supongamos que usted aparece con un cesto grande para tirar la basura que generó este año y se encuentra que la tierra todavía no digirió todo lo que usted mismo arrojó el año pasado. Allí están aún las bolsitas de nylon, las botellas de plástico y el celofán de los empaques. Naturalmente, usted arroja su nueva carga y se va. Pero si usted hace lo mismo todos los años, se forma una montañita, y la altura de la montañita es mayor cuanto más años pase haciendo lo mismo. Esto es lo que ocurre con todas las degradaciones. Gastar el mundo es acumular degradaciones, y hacerlo durante mucho tiempo es aumentar las chances de que las montañitas de degradaciones se nos caigan en la cabeza. El punto 2 es interesante porque nos dice que el déficit ya lleva unas décadas y que las montañitas ya podrían estar crecidas.


Para saber si la acumulación de degradaciones resulta suficientemente crítica debemos medir el fenómeno; no es correcto afirmar nada sin medir. Pero medir no es fácil. Para saber si los glaciares avanzan o retroceden, muchos geólogos tienen que pasar muchos días en el frío, durmiendo en carpas, midiendo el hielo. Para saber si la biodiversidad se está reduciendo se deben medir las poblaciones de muchas especies y compararlas con el número anterior. Pero para contar a los elefantes, algunos especialistas tienen que vivir unos cuantos años  en la selva, montando campamentos, padeciendo picaduras de arañas y mordeduras de serpientes y soles intensos sobre sus cabezas. Y luego otros tienen que contar a las jirafas y los castores y los alerces y las coníferas. Muchos especialistas, mucho tiempo. Y luego hay que compilar la información, y sacar lo que no sirve y lo que no es seguro y realizar estadísticas con el resto y decir las cosas con mucho cuidado. Y si luego de esta gesta resulta que estamos alterando a la naturaleza con nuestras actividades y reduciendo peligrosamente la biodiversidad, debemos escuchar, porque no ha sido fácil recabar información y transmitir el mensaje. (IPBES 2019)


Pero la situación se torna interesante cuando es posible detectar las comsecuencias sin medir tanto. La pandemia de coronavirus es una consecuencia del déficit ecológico, es un modo como esas montañitas comienzan a caer sobre nosotros. Y no es una consecuencia menor, se nos metió en las entrañas, nos puso un barbijo en la boca nos obligó a un protocolo y ya ha causado daños económicos graves, aumentando la pobreza y el desempleo a nivel mundial.


Todo parece indicar que la pandemia no es la única consecuencia del déficit ecológico sino solo la primera; el cambio climático, por ejemplo, es otra de las consecuencias que se está visibilizando. Hace unas décadas solo veíamos conferencias  de partes aquí y allá donde se evaluaban modelos climáticos y predicciones en diferentes escenarios, que decían que el mundo se iba a calentar. Ahora las predicciones se transforman en consecuencias y ya nos entran por los ojos.



2020: Un cambio sutil


Amanecimos en 2020 viendo como se incendia Australia, como se incendia el Amazonas, como se incendia California o como se derriten las ciudades del ártico. En esta década que arranca, un cambio sutil pero absoluto comienza a perfilarse. Las montañitas de degradaciones comienzan a desmoronarse sobre nosotros. Seguimos siendo los responsables del déficit ecológico pero ahora, además, padecemos sus consecuencias. Ya no se trata de meras predicciones; ahora tenemos ante nuestros ojos las consecuencias de las predicciones. 


La década que comienza en 2020 es ya el tiempo en que conviven el déficit y las consecuencias del déficit. ¿De qué modo se transformarán en hechos esas consecuencias?. Solo podemos deducir que veremos fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, consecuencias ecológicas cada vez más graves y una economía cada vez más afectada. A partir de 2020, empezaremos a ver la película con nuestros propios ojos y, como siempre ocurre en estos casos, la experiencia propia nos enseñará más que las predicciones ajenas.


Afortunadamente, el tiempo de las consecuencias es también el tiempo de las soluciones. Pero esa es otra historia.


sábado, 6 de junio de 2020

UTOPÍAS VERDADERAS

Dado que estas cosas deben ocurrir tarde o temprano; que no podremos enderezar nuestro déficit ecológico de una manera estable sin que ocurran y que no es la primera vez que predigo en las sombras cosas que luego ocurren a la vista de todos; voy a decir lo que pienso, tal como lo pienso, aunque parezca utópico.


Los estados nacionales no existen. No es una fantasía pensar que no existen. Es una fantasía pensar que existen. Las líneas que dividen a las naciones son imaginarias, solo están en nuestra mente porque así nos han enseñado de niños. No hay ninguna raya entre Argentina y Chile. Además de ser imaginarias, son rayas fugaces porque no estaban allí hace 500 años, mientras nuestra especie tiene 200.000 y el género humano unos dos millones y medio de años.
El mundo es estable porque existe; las fronteras nacionales son inestables porque no existen.
Además de ser un credo, imaginar estados nacionales resulta muy incómodo. Todos los aspectos que hacen perdurable a nuestro mundo deben ser acordados entre los estados nacionales. Acordamos no usar armas de destrucción masiva, pero las seguimos desarrollando; acordamos reducir las emisiones de CO2 pero lo seguimos emitiendo; acordamos limitar el plástico circulante pero no hemos hecho nada para lograr el acuerdo. Las partes son imaginarias; los acuerdos entre las partes son inestables y mientras duran, no se cumplen.
Para poder avanzar hacia un mundo estable y perdurable, necesitamos reconocer el carácter imaginario de los estados nacionales.

Como no existen los estados nacionales, no existen las nacionalidades. Hay una sola especie tecnológica y una sola raza. Nuestras diferencias son solo variaciones dentro de la misma raza de la misma especie. La discriminación racial es absurda porque no existen las razas. Desde el punto de vista científico, solo existe la raza humana. Todo lo demás es un invento.
Para poder avanzar hacia un mundo estable y perdurable, necesitamos reconocer el carácter imaginario de los nacionalismos.

La economía privada no es sustentable
El déficit ecológico es una de las razones por las cuales no somos sustentables, y la economía privada es el principal obstáculo para resolver el déficit ecológico. Nos damos cuenta cuando intentamos resolverlo. No podemos reducir las emisiones de CO2 porque existen intereses económicos que lo impiden. No podemos abandonar el consumo de plásticos porque existen intereses económicos que lo impiden; no podemos reducir el consumo de agrotóxicos porque existen intereses económicos que lo impiden. No pensemos en grandes corporaciones, estos intereses a veces son los suyos y los míos.
La naturaleza nos fuerza a desarrollar tecnología para ser más eficientes, para hacer lo mismo utilizando menos recursos, pero la economía privada utiliza a la tecnología para ser más rentables. Sería maravilloso que un mundo más rentable fuera también más perdurable, pero esto no es así. La pugna tecnológica por la rentabilidad impulsa el crecimiento. Pero el crecimiento nos está matando al ser responsable del déficit ecológico. No podemos utilizar un mundo y medio cuando solo tenemos uno. Debemos usar medio. Necesitamos tecnología para ser más eficientes y la economía privada financia tecnología para ser más rentables.
La economía privada sostiene un mundo rentable pero fugaz. Cuando su fugacidad se haga notar, dejará de funcionar como un auto viejo.

Existen muchos individuos que tendrán dificultades para adaptarse al abandono de la economía privada; pero no existe ninguna adaptación estable que viole la libertad individual. O bien la humanidad adopta libremente un modelo económico que no se soporte en la rentabilidad privada o bien abraza libremente un modelo no sustentable. Nada impuesto será estable. La libertad de los individuos es una condición necesaria para la perdurabilidad




lunes, 1 de junio de 2020

En las entrañas de la huella ecológica

Según Wikipedia,  la Tierra tiene, en números redondos, una superficie de 510.000.000 km2, de los cuales 149.000.000 km2 son tierra firme. Se trata de unos 14.900 millones de hectáreas de superficie. Como existen al 2020 unos 7900.000.000 humanos, nos quedan unas 1,89 hectáreas para cada uno. Pero teniendo en cuenta que parte de la tierra firme son hielos eternos o desiertos, podríamos dejar el cálculo en unas 1,8 hectáreas por persona.

Una hectárea es una manzana, 100 metros por 100 metros, de modo que estamos hablando de menos de dos manzanas por persona. Son unos 18000 metros cuadrados.

Eso quiere decir que el mundo dispone para usted de 1,8 hectáreas. Esa superficie, como máximo, debería ser su huella ecológica. Todo lo que usted haga tiene que estar dentro de esa superficie.

-Bueno, 18000  mes mucho ¡Todos para mí! ¡Ja!. Para comida utilizaremos 100 m2 o 200 m2, no sé.
-¿100 o 200 qué? Usted consume más de un kilo de vegetales por día, pongamos unos 500 kilos por año, entonces usted necesita superficie para producir esa media tonelada. 100 m2 no le alcanzan ni para empezar. 
-Tiene razón. ¿Media hectárea? No sé. Habrá que hacer la cuenta.
-¿Y la carne?
-Cómo "la carne"...
-Sí. ¿Usted no come carne?
-Si, pero...
-Pescado, pollo, vaca, cerdo, cordero.
-Bueno, sí, como carne 
-¿Cuántas hectáreas utiliza?
-No sé...
-¡Haga la cuenta! Olvidemos al pollo y al pescado. Supongamos que usted solo come vaca, entonces 100 kilos por año son un quinto de vaca. Si una vaca ocupa dos hectáreas; tenemos un décimo de hectárea para la carne
-Ah...
-Unos 1000 metros cuadrados
-¿La carne también es superficie?
-Todo es superficie. Ya lleva como 6000 metros cuadrados y recién contamos la comida.
-¡Bueno, tengo 18000! ¿Qué más hay que contar?
-¡Falta todo! Por ejemplo, el agua.
-Pero si yo tomo dos litros por día. A lo sumo 3.
-¿Y no se baña, no lava la ropa, los platos, no riega las plantitas? ¿Cuántos litros consume por día? 
-Ah. ¿Todo eso hay que contar?
-200 litros por día son unos 80000 litros por año. ¿Cuántos metros cuadrados son? A usted le quedan 12000.
-Ni idea. ¿Esos también son metros...?
-Todo. ¿Y la energía?
-¡¿La energía también es superficie?! Pero si yo prendo dos lamparitas...
-¿Y esos lentes que usa, de donde son?
-¡Ja! ¿Vió? El armazón es de titanio, catanio y stronzio, o algo así. Es italiano.
-Para traerlo de Italia hasta acá hubo que usar un barco que consumió energía, parte de la cual está en los lentes.
-No entiendo...
-El 85% de la energía que usamos proviene de quemar combustibles fósiles y emitir CO2 a la atmósfera. El CO2 es absorbido por los bosques, básicamente. ¿Qué área de bosque necesitamos para absorber el COque se emite para fabricar la energía que usted usa?
-(glup) Ni idea.
-Mucho. Y todavía no contamos los residuos
-¿Qué residuos? Si yo casi no hago basura...
-¿Cuántas bolsas de residuo tira?
-Ah, las bolsitas... Tiraremos una por día. Pero mire, yo ya sé por donde viene usted. Las entierro en el fondo y listo. Una bolsita por metro cuadrado son 365 mpor día...
-¿Y qué tira en las bolsitas?
-¿Cómo?
-Sí, ¿qué tira?
-No sé. Nunca abrí una bolsita para mirar... Irán cascaras de papa, bolsitas de fideos, botellitas de aceite vacías, latas de paté, sobres de mayonesa... ¿Qúe se yo.?
-Necesita mucha superficie. Si usted entierra una bolsa por metro cuadrado y la bolsa tiene una botella de plástico, necesita esperar 100 años para que se degrade o usar 100 m2. Pero 100 m2 por bolsa son 36.500 m2 por año. y usted solo tiene 18.000.
-Perop... ¿Y entonces como hacemos?
-Fácil, acumulamos degradaciones para el año que viene.
-Pero... ¿Y el año que viene?
-Acumulamos para el otro
-No me cierra...
-Tranquilo hombre. A nadie le cierra.



Humanidad vs. medio ambiente: Radiografía de un choque

Single mask on grass and dirt. ( Alisa Singer ) La mejor forma de evaluar el presente de nuestra civilización es comprendiendo cómo ha varia...